Tras una semana de parón (sí, ha
sido menos tiempo del previsto) regreso con un análisis/crítica de mi película
favorita: Wall-E.
Podría estar horas hablando sin
parar de ella, cada minuto transmite algo. En todo momento ocurre algo que te
hace ver que estás ante una gran obra del cine actual, una maravilla visual que
además consigue hacerte ver la cruda realidad hacia la que nos dirigimos.
Empecemos por uno de los aspectos
más notorios: el visual. Aquí se cumple el dicho “una imagen vale más que mil
palabras” y además en muchísimos momentos de la película. Gracias a estos
efectos visuales consigue asombrar al público en la primera parte de la
película, donde prácticamente no se dice ninguna palabra, lo cual es muy muy
difícil. Te dejas arrastrar por los maravillosos efectos y no puedes dejar de
mirar la pantalla.
Otro aspecto importante es el
guion. Mucho más complejo que la mayoría del cine. La primera parte de la
película tiene un guion muy pulido y no se ve ninguna fisura ni ningún error.
El hecho de que no haya diálogos lo hace todavía más difícil debido a que tiene
que mantener al espectador en el asiento y mucha gente sin diálogos se aburre. En
la segunda parte de la película el guion baja un poco la calidad al centrarse
la película más en la moral de la gente de la nave y no influir tanto sobre
Wall-E y Eva.
El trabajo de dirección y montaje
es inmenso. Lo mejor de toda la película. Ya conocíamos a Andrew Stanton en
otras dos películas de Pixar: Bichos y Buscando a Nemo. En Bichos se le ve
novato y débil, pero en Buscando a Nemo ya se le nota una madurez y un tacto perfecto
para este tipo de cine. Y directamente en Wall-E se corona con su mejor
película y muy difícil de superar. Veremos qué tal le va con “Buscando a Dory”,
con el estreno previsto para 2016. Y el montaje es perfecto, no permite al
espectador despistarse ni marearse, lo que ocurre cuando hay flashbacks o saltos
muy bruscos de escena.
El valor emocional que se tiene
en Wall-E es apabullante. Las historias de amor en películas de animación son
muy complejas. Se ha intentado infinidad de veces, juntando a humanos,
animales, etc… pero prácticamente nunca se conseguía transmitir lo que se
consigue aquí. Juntar a Wall-E, un robot tonto y muy influenciable, con Eva,
una robot totalmente opuesta a Wall-E, segura de sí misma y con mucho carácter.
Sin mediar palabra entre ellos, más allá de los nombres, cada segundo que pasa
va aumentando la tensión y el amor entre ellos, llegando a hacer que Wall-E
cuidara de ella en todo momento hasta cuando se pasa un tiempo “apagada”. Sin
duda una de las historias de amor más emocionantes de todos los tiempos.
Una película que enamora y
despierta sentimientos ocultos en los corazones de todos los espectadores.
Quien necesita diálogos cuando con una concatenación de escenas puedes sentir
tristeza, ternura, amor, empatía,… Pero lo que más consigue Wall-E, aparte de
todos los momentos maravillosos, es una profunda reflexión de la sociedad.
Concluyendo, una película que
nunca olvidarás y que te basarás en ella en muchos momentos de tu vida. Esta sí
que es una historia de amor, mucho más real que los Crepúsculos varios que hay
en pantalla, y con personajes ficticios. Esto lo convierte en una película
perfecta a la par que maravillosa.
No se la pierdan. Si no la han
visto no se a que están esperando. Si ya la han visto, vuelvan a disfrutarla.
Eso sí, preparaos para llorar. Tras el Rey León, esta será la segunda película
con la que seguro llorarán.
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